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Escribo estas palabras desde Caracas, la capital de Venezuela, el 12 de diciembre de 2025, un día después de que María Corina Machado, la recién nombrada Premio Nobel de la Paz, en rueda de prensa en Oslo, Noruega, dijera en respuesta a la pregunta de un periodista sobre si aceptaría una invasión militar a Venezuela, que:
Venezuela ya ha sido invadida. Tenemos a los agentes rusos, tenemos a los agentes iraníes, tenemos grupos terroristas como Hezbollah, Hamas, operando libremente, en acuerdo con el régimen. Tenemos a la guerrilla colombiana, los carteles de la droga que han tomado el control del 60% de nuestras poblaciones, y no solo involucrando el tráfico de drogas, sino también el tráfico de personas, en redes de prostitución. Así que esto ha convertido a Venezuela en el centro criminal de las Américas.
De aquí a una semana o dos nacerá mi primera hija, al igual que otros miles de bebés venezolanos dentro y fuera del país, que están por nacer o son recién nacidos. Parece un detalle que no le importaría a nadie más que al entorno inmediato de todas nuestras familias y amigos, pero las palabras de María Corina Machado y el accionar del Gobierno norteamericano en los últimos meses, nos ubican a todos los venezolanos como blancos de una invasión militar aparentemente próxima que, dada la narrativa que se nos impone – para MCM somos “el centro criminal de las Américas” – y el contexto global actual, en el que el genocidio en Gaza ocurre con total impunidad, es lógico e incluso precavido pensar que pretenderá acabar con todo a su paso, secuestrar nuestro futuro y que paguemos nuestra “libertad” con miles y miles de vidas.
Las fuerzas sociales y políticas venezolanas son, y han sido todos estos años, diversas en sus posturas y en sus magnitudes. Los problemas que enfrentamos diariamente los venezolanos han sido agravados por las sanciones unilaterales sostenidas en contra del pueblo venezolano y que, según el informe de 2014 de la Relatora Especial sobre las repercusiones negativas de las medidas coercitivas unilaterales de la ONU, constituyen una violación del Derecho Internacional e impactan gravemente contra la población del país e impiden el disfrute de los Derechos Humanos.
Nuestros problemas no son pocos ni dejan de tener una complejidad enorme, difícilmente aprehensibles en su totalidad incluso para nosotros mismos todavía. Tenemos problemas, como cualquier país; problemas que atraviesan nuestra vida cotidiana desde hace años y que han erosionado en muchos aspectos la legitimidad de todos los liderazgos políticos del país, sean los del gobierno o de la oposición. Esa diversidad de fuerzas políticas y sociales en Venezuela tiene, incluso, claras y bien fundamentadas críticas al gobierno venezolano en muchos aspectos; claras y bien fundamentadas críticas desde la izquierda, desde los movimientos populares y desde los trabajadores venezolanos a muchos de los derroteros que hemos transitado en los últimos años.
Como cualquier país estamos frente a nuestro propio dilema, dilema que incluye, sin embargo, que seamos la mayor reserva de petróleo del mundo y una de las primeras de oro, agua, coltán, en el momento en el que el mapa geopolítico se reacomoda y el imperio norteamericano juega con cinismo sus piezas, Israel comienza seriamente a poner su atención en Latinoamérica y las grandes potencias industriales y comerciales se reparten el mundo. Así que si bien lidiamos con una circunstancia común al planeta entero – el Imperio norteaméricano en su fase más psicótica – insistimos en el principio de autodeterminación de los pueblos del mundo y en nuestro derecho a la vida, y en nuestra convicción de que seremos nosotros quienes encontremos los cauces necesarios para sostenernos en pie y avanzar en nuestro propio camino.
La caracterización peligrosa de Venezuela para su posible invasión
No, en Venezuela no vivimos bajo una invasión ni china, ni rusa, ni de Hamas, ni de Hezbollah, ni de los iraníes ni de ninguna fuerza extranjera. No existe ninguna evidencia directa de ello. Si estuviésemos invadidos, como lo quiere hacer ver MCM, esto implicaría la intervención directa de fuerzas concretas de estos países en nuestra vida cotidiana y eso no ocurre de ninguna manera. Asesores gubernamentales, acuerdos de defensa o comerciales entre gobiernos, ninguna de esas cosas, normales además para cualquier país, implica de ninguna forma una forma de invasión. No existe evidencia de que ninguna fuerza armada, policial, parapolicial o paramilitar extranjera haga vida en Venezuela de manera autorizada y/o apoyada por el gobierno nacional. No existen, además, como en otros países de la región, los conflictos armados propios de las disputas territoriales entre Carteles de la droga, ni siquiera, a esta altura, de los conflictos más locales o de menor envergadura del microtráfico, así que sería imposible declarar que “los carteles de la droga que han tomado el control del 60% de nuestras poblaciones”.
La idea que Trump y MCM intentan construir de que Venezuela es el centro de operaciones de todos los males que pueblan las pesadillas de occidente, no es sino la narrativa global que busca deshumanizar lo suficiente a Venezuela y a la región para que, otra vez, como ocurre actualmente con Gaza y con Sudán y con tantos otros conflictos, la opinión pública mundial no sepa exactamente si, dada la gravedad de nuestra situación, el fin no justifique en este caso los medios, es decir, entre otras posibilidades, nuestro exterminio. No olvidemos nunca lo ocurrido en los casos de Libia o de Irak, por mencionar dos de una larga lista de países “liberados” del mal por los Estados Unidos. Y si creemos en la idea de que es imposible replicar experiencias de Medio Oriente o África en Latinoamérica no perdamos de vista que, desde septiembre, los Estados Unidos ha asesinado al menos a 87 personas en sus ataques en el Caribe bajo la misma premisa que Israel asesina impunemente hombres, mujeres y niños en Palestina: son terroristas, no seres humanos, y son terroristas porque ellos dicen que lo son.
En el contexto de lo que ha ocurrido en Gaza – más de 70.000 mil niños han sido asesinados impunemente – y tomando en cuenta de que MCM es una aliada cercana del gobierno de Israel y de Netanyahu, las palabras de la actual Premio Nobel de paz son un atentado directo a la vida de los venezolanos y las venezolanas y es un llamado claro a que se repita en Venezuela el genocidio que los Estados Unidos e Israel están cometiendo en Gaza.
Los venezolanos y las venezolanas tanto fuera como dentro del país nos merecemos la posibilidad de resolver nuestros problemas según nuestros propios criterios y nuestras propias capacidades. Eso es soberanía. No existe actualmente una invasión de ninguna fuerza extranjera en nuestro país y no hay fundamento alguno para pensar que representamos una amenaza para la paz de la región.
La única y más cercana posibilidad de ello es que seamos invadidos por el gobierno estadounidense en procura nada más del sostenimiento global de su hegemonía a costa de nuestros recursos, nuestro sudor y nuestra sangre, la nuestra y la de nuestros hijos e hijas.
Nota al pie el 17 de diciembre
Ayer martes 16 de diciembre el presidente de los Estados Unidos Donald Trump declaró en la red social Truth Social que:
Venezuela está completamente rodeada por la Armada más grande jamás reunida en la historia de América del Sur. Solo se hará más grande, y el impacto para ellos será como nada que hayan visto antes — Hasta el momento en que devuelvan a los Estados Unidos de América todo el Petróleo, Tierras y otros Activos que nos robaron anteriormente. El ilegítimo Régimen de Maduro está utilizando el Petróleo de estos Campos Petroleros robados para financiarse a sí mismos, al Narcoterrorismo, el Tráfico de Personas, el Asesinato y el Secuestro. Por el robo de nuestros Activos, y muchas otras razones, incluyendo Terrorismo, Narcotráfico y Tráfico de Personas, el Régimen Venezolano ha sido designado como una ORGANIZACIÓN TERRORISTA EXTRANJERA. Por lo tanto, hoy, estoy ordenando UN BLOQUEO TOTAL Y COMPLETO DE TODOS LOS BUQUES PETROLEROS SANCIONADOS que entran y salen de Venezuela.
No hace falta mucho análisis. Pareciera que entre el Premio Fifa de la Paz y la Nobel de la paz, Venezuela (y la región) estamos por conocer niveles de armonía, sosiego y concordia como nada que hayamos visto antes.
Giuliano Salvatore es documentalista, fotógrafo y docente venezolano, radicado en Caracas, Venezuela. Es traductor y editor de medios en español de Globetrotter.
Este artículo fue producido por Globetrotter.
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