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Una nueva jornada de protesta se dio en Lima, capital de Perú, en contra del gobierno de Dina Boluarte. Con esta movilización, ya son tres semanas seguidas en la que cientos de peruanos salen a las calles para exigir el fin a la reforma de pensiones, la corrupción, la inseguridad y el abuso policial.

Pero, como varios analistas han señalado, las protestas ya no solo se enfocan en asuntos particulares, sino en la exigencia para que llegue a su fin el gobierno de Boluarte, el cual se encuentra en funciones tras la deposición del entonces presidente Pedro Castillo, lo que provocó la muerte de más de 60 peruanos tras las masivas protestas entre 2022 y 2023.

Protestas en Lima

El sábado 4 de octubre, las calles del centro de Lima se volvieron a llenar de gritos en contra del gobierno y el congreso nacional. A las movilizaciones asistieron jóvenes de la así llamada “Generación Z”, estudiantes universitarios, trabajadores, transportistas y diversos colectivos quienes denunciaron que la estructura del Estado peruano se encuentra corrupta por las mafias políticas y económicas. La Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP) también se sumó a la movilización.

La movilización atravesó el centro de la ciudad por la Avenida Abancay hasta arribar al Congreso Nacional, uno de las instituciones más criticadas por los manifestantes. Poco tiempo tuvo que pasar hasta que la Policía, como ha sido habitual durante el gobierno de Boluarte, reprima velozmente a los manifestantes. Gases lacrimógenos, perdigones y golpes de bastones estuvieron a la orden del día.

La resistencia

Sin embargo, el periodista Ricardo Rodríguez argumenta que tal vez lo más importante de las movilizaciones no es la represión, sino la capacidad de movilización de los peruanos ante un gobierno que se niega a dar un paso al costado: “Pero no todo queda en las balas, en los gases o en las detenciones. Lo que el poder teme —y lo que ya empieza a sentir— es que esta juventud no sólo sale a la calle: sabe, entiende, articula. Se organiza descentralizadamente; moviliza sin esperar permisos; usa redes sociales no como escaparate sino como instrumento de coordinación; exige no migajas, sino transformaciones reales.”

Además, Rodríguez señaló que hay un espíritu de rechazo no solo al gobierno actual, sino a un sistema que no ofrece posibilidades de crecimiento para los peruanos, pero que se siente más entre los jóvenes: “Muchos rechazan el modelo económico que les ofrece precariedad, salarios miserables y una vejez sin pensiones dignas. La reforma propuesta no es causa única: es detonante de un resentimiento acumulado contra décadas de promesas incumplidas y abandono estatal.”

Paro de los transportistas

Además de las movilizaciones del sábado 4 de octubre, varias decenas de empresas de transportistas de Perú realizaron protestas en contra del gobierno de Dina Boluarte el 7 de octubre.

Su principal exigencia es que el gobierno haga algo para detener la creciente ola de inseguridad y las extorsiones que sufren los transportistas por parte de los grupos de delincuencia organizada. Los ataques a los transportistas han cobrado la vida de 47 choferes

En varios puntos de Lima, los transportistas realizaron una paralización de sus actividades y se reunieron en las calles para exigir un cambio en la política de seguridad del Estado, incluso bloqueando vías para hacerse escuchar.

Francisco Zacarías, corresponsal de France 24, reportó que hubo enfrentamientos entre los manifestantes y la policía. Además, afirmó que la presidenta Boluarte “minimizó” el paro de los transportistas y dijo que las protestas “no van a resolver el problema”, lo cual causó mucha molestia entre los gremios de transportistas.

Rechazo casi absoluto a Boluarte y el Congreso

Actualmente el Congreso del Perú cuenta con uno de los porcentajes más bajos de aceptación de Perú, llegando casi al rechazo absoluto. No muy lejos la presidenta Boluarte, según una encuesta de Ipsos, tiene un 96% de desaprobación, uno de los registros más bajos de los últimos mandatarios peruanos.

Al respecto, el presidente ejecutivo de Ipsos, Alfredo Torres afirmó: “Es algo que no se ve en la historia y no se ha visto en otros países, tampoco. Una mala aprobación de cualquier presidente es de 20% y 80% en contra, pero un 96% de desaprobación es altísimo. Es un absoluto rechazo, una absoluta desconfianza. La gente ya no espera nada. Indigna también que sigan apareciendo escándalos y que no pase nada.”

“No renunciaré”, dice Boluarte

Ante las protestas periódicas y la enorme crisis de legitimidad, la presidenta Boluarte afirmó que no tiene intenciones de dejar el poder antes de las elecciones del 2026. Según Boluarte, Perú se ha convertido en un destino primordial de las inversiones extranjeras, por lo que su administración está por demás justificada.

“Si aquellos pequeños líderes que creen que con disturbios, violencia, odio y el deseo de imponer un mundo anárquico, van a cambiar la historia del Perú… Estamos viendo otros países que han hecho lo mismo y tienen gestiones de gobierno fracasadas”, afirmó Boluarte.

Sin embargo, Boluarte aún deberá soportar las protestas que parecen aumentar en su recurrencia en concordancia con la desaprobación de su mandato si desea mantenerse en la cabeza del Estado.

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